ZONA TEMPORALMENTE AUTÓNOMA: UNA IDEA ANARQUISTA QUE PUEDE AYUDARTE A VIVIR CON MÁS LIBERTAD

De siempre me encantó el título de este álbum de Los Planetas: Zona Temporalmente Autónoma. Atracción instantánea, aunque en aquel momento no sabía muy bien qué significaba. Si me sigues en redes, seguro que sabrás la perrera que tengo últimamente con este grupo y que no he dejado de escucharlos desde que terminó 2024 hasta la fecha. En bucle, sin parar. De alguna forma me acompañaron en uno de los momentos más difíciles de mi vida y pusieron banda sonora no solo a mi realidad, sino a los momentos en los que me escapaba y me refugiaba en mi imaginación o en pequeñas actividades cotidianas para poder sobrevivir.

Zona Temporalmente Autónoma se convirtió en ese refugio al que iba cada día a encontrar alguna suerte de paz interior. Y como ya sabemos que J no da puntada sin hilo, me puse a investigar qué podría ser eso de la ZTA. De dónde venía. Qué podría significar. Una noche cualquiera, me dejé llevar por la curiosidad y encontré el origen: el libro de Hakim Bey. Y entonces sucedió la magia y el círculo se cerró. Significaba exactamente lo que yo estaba sintiendo al escuchar.

Gracias a esto, descubrí a Hakim Bey y su manifiesto. Y comprendí que esto de las zonas temporalmente autónomas no era solo una consigna poética o una utopía punk: era una posibilidad real. Una forma de vivir diferente. De pensar diferente.

La idea me voló la cabeza, a la par que me estaba ofreciendo algo que necesitaba desesperadamente: una ventana. Un respiro. No para escapar de mi realidad, sino para crear dentro de ella un paréntesis donde no hubiera normas. Ni "tengo que", ni "debería", ni "haz lo correcto". Solo yo, sintiendo. Aunque fuera por cinco minutos. Y fue suficiente para seguir. Suficiente para no rendirme. Suficiente para volver.

Y no solo a nivel personal. Mentalmente esta idea me revolucionó, me sorprendió, me dio vida. A medida que nos hacemos mayores, perdemos la capacidad de sorprendernos. Esta idea me estimuló, sembró en mí una cierta ilusión. De esas que se pierden por el camino y crees que ya nunca recuperarás porque es ley de vida. Qué ingenua fui al pensar que eso se acababa: aprender es lo único que nunca se agota. Puedes hacerlo hasta el último de tus días. Supongo que llevaba demasiado tiempo «empanada», y esta idea tan simple me despertó.

Así que desde mi mirada, empecé a tirar del hilo. Porque eso que parecía tan ajeno a mi profesión… era, en realidad, lo que llevo años haciendo con cada persona que acompaño: crear zonas temporalmente autónomas. Sí, también en la mente.

 

¿QUÉ ES UNA ZONA TEMPORALMENTE AUTÓNOMA (SEGÚN HAKIM BEY)?

El concepto de Zona Temporalmente Autónoma (ZTA), desarrollado por Hakim Bey en los años 90, se refiere a espacios efímeros de libertad radical donde las normas del sistema dominante quedan suspendidas. No se trata de crear un nuevo orden permanente, sino de generar brechas: interrupciones temporales en la lógica del control.

Una ZTA puede ser una comuna, un rave, una celebración espontánea, un acto poético o subversivo que escapa (aunque sea por poco tiempo) a la vigilancia, la institucionalización y la lógica del capital. Bey las llama "guerrillas ontológicas": no sólo protestan contra el sistema, sino que crean otras realidades posibles.

En palabras de Bey: “La TAZ es como una insurrección que no declara su nombre, que desaparece antes de ser catalogada.En ese sentido, una ZTA no busca instalarse ni permanecer. No necesita reconocimiento ni legitimidad. Su potencia está en lo efímero. En el quiebre. En lo que aparece, transforma, y se va.

Y eso, sin que nadie nos lo dijera, también lo hemos hecho muchas veces desde la psicología contextual. Aunque usáramos otras palabras.

¿Y SI LA MENTE TAMBIÉN FUERA UN SISTEMA?

Desde la perspectiva de la psicología contextual y las terapias conductuales de tercera generación —como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)— entendemos que la mente humana funciona como un sistema normativo: genera reglas, juicios, etiquetas, mandatos y amenazas.

No es enemiga, pero tampoco neutral: su función principal es el control y la supervivencia. Y ese control, cuando se vuelve rígido, nos ahoga.

Podemos sentirnos atrapadas no solo en sistemas políticos o laborales, sino también en sistemas internos. Nuestros pensamientos pueden ser jaulas. Las reglas aprendidas, cárceles. La exigencia constante, una forma de represión diaria.

 

FLEXIBILIDAD PSICOLÓGICA: UNA MICRO-REVOLUCIÓN POSIBLE

La flexibilidad psicológica es la base del modelo ACT. No se trata de eliminar pensamientos, ni de cambiarlos, sino de dejar de vivir obedeciéndolos a ciegas. Se trata de elegir la conducta en función de lo que importa, no en función del ruido. Y aquí es donde la ZTA encaja como una metáfora radicalmente útil.

Imagina que tu mente es como un Estado autoritario. Siempre vigilante, lleno de "no deberías", "tienes que", "cuidado con...". La flexibilidad psicológica sería como crear zonas liberadas, pequeñas micro-revoluciones dentro del territorio mental. No intentas derrocar al Estado (es imposible y poco aconsejable además). Pero esquivas. Lo bordeas. Lo ignoras por un rato. Y eso es poder.

La flexibilidad psicológica es la capacidad de contactar con el momento presente, con apertura, y actuar en coherencia con los propios valores. Esto se sostiene en seis procesos fundamentales (el hexaflex). Y aquí te explico cómo se relacionan los 6 procesos del hexaflex con una ZTA:

  1. Defusión: dentro de una ZTA mental, los pensamientos dejan de ser órdenes. Se convierten en ruido de fondo. Ejemplo: “Estoy perdiendo el tiempo” → “Gracias, mente, por tu opinión. Yo voy a seguir con mi cervecita.”

  2. Aceptación: permite que aparezca la culpa, el miedo o el juicio… sin dejar que decidan por ti.

  3. Contacto con el momento presente o presencia: no se puede crear una zona libre si no estás ahí. Respirar, notar, habitar.

  4. Yo como contexto: recordarte que no eres tu narrativa. No eres tus reglas. Eres el espacio donde todo eso ocurre.

  5. Valores: ¿para qué querrías un espacio libre? ¿Qué quieres experimentar cuando no obedeces a la mente? ¿Quién coño quieres ser más allá de lo que se espera de ti o de lo que se supone que tienes que ser?

  6. Acción comprometida: actuar, aunque sea raro, aunque dé miedo. Aunque solo sea por cinco minutos.

Crear una Zona Temporalmente Autónoma dentro de nosotras podría entenderse como un acto intencionado en el que estos seis procesos se activan, aunque sea de forma parcial. No es un truco. Es un espacio deliberado donde el lenguaje normativo no dirige la conducta, donde no rigen las reglas mentales de siempre. Y es temporal. No cambia el sistema, pero nos ofrece paréntesis en los que ser sin más, en los que descansar o reponer fuerzas para seguir adelante.

 

APLICACIONES TERAPEÚTICAS: DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA

En consulta, esta metáfora de las ZTAs me ha ayudado especialmente con personas muy exigentes consigo mismas. Personas que no saben parar. Que creen que solo tienen derecho a descansar cuando ya han colapsado.

Proponerles que creen una Zona Temporalmente Autónoma no es una estrategia de evitación. Es un acto deliberado. Un entrenamiento. Un ensayo de libertad. Un espacio mental donde pueden practicar qué se siente cuando no mandan sus reglas internas.

A veces les digo: “¿Y si esta semana ensayas tu propia zona sin normas? No hace falta que dure mucho. Solo que exista.”

Las respuestas suelen ser: “¿Pero eso sirve?”, “¿Y si pierdo el control?”, “¿Y si me acostumbro a no hacer nada?”. Y lo entiendo. Porque yo también me hice esas preguntas. Y por eso mismo, sé que funciona. No es una herramienta mágica, pero si te atreves a usarla te lo va a parecer desde el primer momento:

  • Respirar sin justificar.

  • Sentarse sin ser útil.

  • Elegir una acción desde el deseo y no desde la culpa.

  • Observar la mente como un ruido de fondo, no como una autoridad.

En ese sentido, la ZTA se convierte en un contexto simbólico de práctica: una habitación interna donde todo lo demás se suspende por un rato.

 

EJERCICIO: CREA TU ZTA PERSONAL

  1. Detecta una regla interna que te oprima. ("Si descanso, estoy perdiendo el tiempo.")

  2. Identifica una acción breve que contradiga esa regla. ("Tomarme un té sentada sin mirar el móvil.")

  3. Hazlo de forma deliberada. Ponle nombre. Ritualízalo. ("Esto es mi Zona Temporalmente Autónoma de hoy.")

  4. Observa qué se mueve dentro.

Esto no es evitación. Es contacto con la vida desde otro lugar. Una grieta. Un respiro. Una pequeña revolución.

¿Y si estás atravesando una etapa de estrés extremo, un duelo o un momento vital desbordante? También puedes diseñar tu ZTA, aunque no tengas fuerzas ni ganas de nada. De hecho, en esos momentos puede ser todavía más necesario.

En las últimas semanas de vida de mi padre y su posterior fallecimiento, lo cotidiano se volvió demasiado para mi. Pensar en el futuro era inasumible. Y el pasado dolía demasiado. Necesitaba refugios breves. Espacios simbólicos que me devolvieran una mínima sensación de agencia. Para mí, una ZTA podía ser cocinar algo sin prisa. Escuchar una canción. Pasear sin rumbo ni propósito. Respirar con los ojos cerrados en mitad del salón de mi casa.

No eran momentos para planificar. Eran momentos para sostener.

Una Zona Temporalmente Autónoma en ese contexto no es una huída, solo un oasis. Es una afirmación de vida, incluso en medio del dolor. Un espacio donde no hay que estar bien, ni ser fuerte, ni demostrar nada. Un paréntesis en el que poder simplemente estar. No se trata de cambiar todo el sistema. Ni de tener razón frente a la mente. Se trata de abrir una zona. Temporal. Autónoma. Donde podamos actuar sin obedecer al miedo. Donde podamos volver a ser agentes de nuestra propia vida, aunque sea durante unos minutos al día.

 

Hakim Bey hablaba de zonas donde se suspende el control. ACT nos enseña a responder con libertad dentro del sistema que es nuestra mente. Una ZTA puede ser eso: una coincidencia poderosa entre dos formas distintas de resistir. No se trata de controlar tu mente. Ni de silenciarla. Se trata de dejar de obedecerla deliberadamente. Empezar a desobedecerla a propósito.

Eso, también, es una forma de revolución.

Y todo empezó, cómo no, por una canción.

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