LA METÁFORA DEL CAMALEÓN: UN EJEMPLO PARA ENTENDER MEJOR A LAS PERSONAS CON TLP
Hay personas que se transforman según quién tengan delante. Que cambian de tono, de gesto, de color. No porque quieran manipular, sino porque sobrevivir, para ellas, ha consistido en encajar.
Son como camaleones. Aprendieron a cambiar de piel para no ser devoradas.
En el Trastorno Límite de la Personalidad, esta necesidad de adaptación se vuelve constante. Exagerada. Dolorosa. Se adaptan tanto, tan rápido y tan a menudo, que acaban sin saber quiénes son.
Lo hacen para no quedarse solas. Para evitar el rechazo. Para aferrarse a lo poco que tienen. Para que no duela tanto. Y muchas veces eligen el color equivocado.
Por eso se sienten incomprendidas. Porque mientras intentan no molestar, el mundo solo ve inestabilidad. Mientras gritan por dentro, desde fuera solo se oye “otra vez está dramatizando”. Pero no están exagerando. Están pidiendo ayuda como pueden.
Y lo más cruel es que muchas veces esa ayuda nunca llega. O llega mal. O llega tarde. Porque todavía hay profesionales que no entienden lo que significa vivir con un sistema nervioso que se dispara con cualquier gesto. Que confunden desesperación con chantaje, que etiquetan como manipulación lo que en realidad es un grito desesperado de auxilio.
A veces ni siquiera tú sabes lo que necesitas. Solo sabes que te duele. Que quieres parar. Que quieres respirar sin tener que luchar contra ti misma todo el día. Que no quieres perder más relaciones, ni más energía, ni más años sintiéndote defectuosa.
Si quieres una visión más completa sobre qué es el TLP, cómo se manifiesta y qué tipo de tratamiento puede ayudarte a salir del bucle, también puedes leer esta otra entrada del blog: TLP: lo que no te cuentan (y lo que necesitas saber). Con tiempo, con paciencia, con las herramientas adecuadas y con una mirada profesional que no te reduzca a un diagnóstico.
Existen terapias que no patologizan tu forma de sentir. Que no te meten prisa, que no te piden que sonrías mientras estás sangrando por dentro, que entienden que tu conducta tiene sentido dentro de tu historia, y que ese sentido es el punto de partida para empezar a cambiar.
La metáfora del camaleón no habla de manipulación. Habla de supervivencia. Y la terapia adecuada puede ayudarte a dejar de sobrevivir para empezar, al fin, a vivir.
Este puede ser el primer paso
Si te has sentido así alguna vez —cambiando de piel para que no te abandonen, perdiéndote para que te quieran—, tal vez ha llegado el momento de empezar otra forma de vivir.
Pídeme una cita. No prometo milagros. Pero sí un espacio donde no tengas que esconderte.
Uno donde puedas ser tú. Incluso si todavía no sabes quién eres.